4 AÑOS
Cuatro años ya. Cuatro largos,
anodinos, infructuosos, decepcionantes, deprimentes, angustiosos y monótonos
años en paro.
Así es, queridos amigos. Cuatro
años, que se dice pronto, pero se viven eternos. Siento que esta entrada de hoy
esté cargada de furia y resentimiento, pero créanme, si no se vive la
situación, no se comprende, ni desde lejos.
Estar en paro, no es como ustedes
piensan: estar de vacaciones indefinidas, o estar todo el día rascándote el
ciruelo a dos manos. Puede que durante unos meses o incluso un año, es algo que
siente bien y que sea necesario, al menos una vez en nuestras vidas: un año
sabático. Pero esto mola si tienes un paro que cobrar, que te ayude a
mantenerte mientras navegas buscando nuevos rumbos y descubrir nuevos mares.
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Estar
tanto tiempo en paro implica que tu vida se detiene. Toda tu vida se para, se
pone en pausa. Y tú, desde tu dimensión, ves todo lo demás moviéndose a un ritmo
frenético. A toda esa gente que alguna vez me pidió paciencia, que pronto cambiarían
las cosas, que no me preocupara que algo saldría… les voy a contar cómo es
tener tu vida en modo pause:
Cuando tu vida se detiene, no
avanzas. No vas hacia ningún sitio, porque no puedes. La vida que habías soñado
se esfuma de entre tus manos. Ahora es sólo como un fuego fatuo, que se
desvanece cuando te acercas a él. No puedes hacer nada para remediarlo. Tus
días son todos iguales, tanto te da que sea lunes como que sea sábado. Te sopla
la poya acostarte a las 5 a de la madrugada un jueves y levantarte a las 2 de la tarde al día siguiente, porque no
tienes ninguna necesidad de madrugar. ¿Para qué? ¿Para sentarte delante de la
tele a desayunar y ver las noticias? ¿Para cabrearte como un mandril porque
cada vez despiden a más gente? ¿Para darte cuenta de que este hecho hace que
tus oportunidades de encontrar trabajo cada vez sean más escasas, o porque no,
ya nulas? -¿Qué prisa tengo? Pienso. Si no voy a ningún sitio, si nadie me
espera… que más me da. “Apúntate al gimnasio” me dice alguna mente brillante…
Si, claro, es que donde yo vivo los gimnasios son como ONGs y puedes pasarte
la tarde allí haciendo pilates y spinning por el belfo… (dios, dame paciencia…)
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Estar en paro tantos años congela
tu vida. No puedes tener una casa propia, pues no te la puedes permitir, vives
de alquiler (yo aún tengo suerte en eso, porque hay gente que ha tenido que
volver con sus padres), en un sitio donde no te permiten hacer nada, ni cambiar
los muebles de sitio (cosa que me he pasado por el arco del triunfo), ni poner
un cuadro, ni pintar… con lo que esa casa, realmente no la sientes como tu
hogar. Y aunque sí pudieses hacer cosas, tampoco te lo puedes permitir, pues no
tienes dinero ni para comprar un puto cojín de 1 euro en ikea. Si pretendías casarte
y comenzar una vida con tu pareja, ve olvidándolo también, y todo lo que viene
detrás.
Si no trabajas, no tienes un
compromiso que cumplir todos los días, por lo que no tienes una rutina que
seguir, y todo te la pela. No trabajar te excluye de adquirir más experiencia,
y la que tenías se distancia en el tiempo o la pierdes, y eso no gusta en las entrevistas. Pero también
implica que no conoces gente nueva, que te aporten cosas nuevas en tu vida, ni
haces nuevas amistades, ni conoces sitios nuevos ni ná de ná. Y si es como mi
caso, que vivo lejos de mi familia y mis amigos, es algo bastante importante
eso de conocer gente nueva, para poder hacer nuevas amistades, y todo eso, pero
cuando te pasas el día entero metido entre cuatro paredes, es complicado.
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Si no curras tampoco te puedes
seguir formando, para poder acceder a otros trabajos mejores, o que esa formación extra permita que destaques sobre otros competidores. Si no hay pasta tampoco puedes
salir con tus amigos, por lo que las amistades se enfrían. Y las pocas veces
que consiguen que sagas de tu cubil para INVITARTE a un café, tú te sientes mal
porque no tienes nada bueno que contarle a esa persona. Sólo quejas y más
quejas, enfado y rencor, y eso acaba hastiando a la gente. Pensadlo un momento.
¿Verdad que todos tenemos un amigo quejica al que intentamos evitar como a la
peste? Pues eso.
Ves como tu ropa se va convierte
en harapos. Se llena de bolitas, se pone fea, se estira, se llena de agujeros y
después de zurzidos, deja de abrigar, ya no te sienta bien… pero te la sigues
poniendo. Rebuscas en el desván cosas que un día desechaste, a ver si puedes
volver a usarla. El día que echas a lavar tus únicos vaqueros te das cuenta de
que no tienes otros pantalones y te pones
el chándal de andar por casa esperando a que se sequen, y poder ir vestido por
la calle con un poco de dignidad. Esos pantalones son todoterreno, pues son los
que usas para ir a la compra, para salir a dar un paseo, y los que, si tienes
mucha suerte, llevas a una entrevista de
trabajo, y claro, como están destrzados del uso, pues no das una muy buena
impresión, y ya sabemos qué pasa cuando no das buena impresión en una
entrevista de trabajo.
Se te quitan las ganas hasta de
salir de casa, porque lo único que ves cuando sales es tooooodo lo que no
puedes hacer: ir al cine, a un concierto, comparte un libro o una revista,
comprar un regalo a tu pareja o a tus padres, entrar a tomar un chocolate con
churros porque en la calle está nevando y tú tienes un frío del carajo y los
pies como témpanos de hielo. Y algo, que no debería de contar porque me parece
de mal gusto, pero hoy estoy enfadada cual hidra de Lerna, pero hasta productos
de primera necesidad y de índole personal femenina, (compresas, coño!) tienes que
comprar las de oferta y racionarlas, si ra-cio-nar-las. Que ya me parece de
traca.
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HIDRA DE LERNA (www.taringa.net) |
Las fechas señaladas te deprimen
aún más: cumpleaños de amigos a los que no puedes ir, ni siquiera regalarle un
pequeño detalle, aniversarios, cenas de viejos amigos que se quieren ver, al menos una vez al
año, y que tú sólo verás las fotos en el Facebook. Las bodas y bautizos en los
que no podrás disfrutar de la felicidad de tus amigos, porque no tienes ni para
regalarles una tarjeta del Carrefour. Y las navidades…mejor ni os lo cuento ya,
porque a estas alturas ya os lo podréis imaginar. Tampoco puedes viajar, sólo puedes
invitar a tus amigos a tu casa a tomar un café y ver las fotos de su último viaje
a Roma y morirte de envidia.
Lo de buscar trabajo e ir a echar
curriculums. Eso es lo mejor. Si no tienes dinero y vives lejos de la
civilización, debes usar el transporte urbano, pq no puedes mantener un coche,
y dejarte unos 10 euracos en ir y volver. Por lo que tampoco lo puedes hacer
todos los días; entonces un día te
llenas de fuerza de voluntad y, curriculums en ristre, te lanzas a patear las
calles todo el tiempo que tus pies aguanten.
Tras cuatro horas sin parar de
caminar, ni para tomar un café (pues no entra en el presupuesto, pq si usas
esos dos euros para el café, sabes que luego debes ir andando desde el tren
hasta tu casa, que está a 35 minutos a pie y a 2 grados bajo cero, o a 40, depende de la época). Así que cuando
tienes el gaznate seco o el estómago te ruge de hambre, coges tu botella de
agua del grifo, of course, le das un trago y continúas.
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www.flavioalmeida.me |
De lo de mandar curriculums por internet, mejor ni hablo, por que me caliento. Eso si que es un puto cachondeo. Puedes tardar más de 1 hora en registrarte en una página para poder inscribirte en una mierda de oferta de trabajo. Demasiado esfuerzo para poder entrar en el proceso de selección para (no es inventado, lo leí ayer en una página seria, una de las más famosas en España para buscar trabajo):
"¡URGE! Azafata para eSpositor de telefonía móvil en el IFEMA. Mandar CV con medidas, altura mínima 1,70. EStrovertida y eSuberante"
Osea, que un put@ analfabet@, ¿es la persona que me va a dar trabajo a mi? (es que manda huevos) Y que ¿para su mierda de puesto en el ifema no le vale un tío bajito, simpático y regordete, pero que pilote mil del tema? NOOOO, pongamos una zorrilla con escote y minifalda para despistar al personal y me compren cualquier mierda. ¡¡¡¡DIOSSSSS!!!!¡¡¡ Me voy a cagar en todo el maldito santoral!!! Y así podría seguir “per
sécula seculorum”. Pero creo que no hace falta, supongo que ya habrán cogido el
“conceto”.
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Mis cuatro años de asco comenzaron
yéndome de un trabajo donde mi jefa no me había dado de alta en la S.S. por lo
que el año que curré para esa hija de la gran puta, no me sirvió para cotizar y
cumplir el tiempo reglamentario para cobrar el paro. Y es triste que a mis,
casi ya 35 tariles, todavía me falten 23 días para tener un año cotizado ¡UN
PUTO AÑO! No sé si algunos de ustedes se dan cuenta de los frustrante que es
haber estado currando desde los 22 años, estar a punto de cumplir los 35 y que
llegue a tu casa una carta con tu vida laboral, y que te de un golpe de realidad
en el hocico al ver que no tienes más que 11 meses y pico cotizados…
Toda tu jodida vida currando, para poder seguir estudiando. Currar y estudiar a la vez para
poder terminar una carrera, y que todo ha quedado en agua de borrajas. Toda tu
puta vida esforzándote un 300% en los curros más miserables para poder seguir
estudiando y poder acceder, cada vez, a mejores trabajos. Aguantando a tus
jefes, que la gran mayoría fueron unos jodidos cabrones explotadores, usureros hijos
de puta, y aprovechados. Así revienten de su puta codicia.
Ahora, con 34 palos, me veo
mendigando trabajo, que no buscando.
Antes, no hace muchos años, encontraba
curro el que estaba mejor preparado y punto. No había duda. Cuando terminabas
de estudiar, el único problema que podías tener era la falta de experiencia,
pero era lo único; tarde o temprano aparecía algún empresario con cojones, que
no tenía miedo de contratar a un pipiolo sin experiencia, pero que olía el
talento. Y ahora… entras en los sitios y te da pena.
Bueno, a mi me cabrea
hasta la médula y me hace hervir la sangre, ver a gente inepta, maleducada, que
no tiene ni puta idea de lo hace o dice en su curro, vestidos como indigentes o mujeres de moral distraída, ocupando un puesto de trabajo; y tú, con todos tus estudios, toda tu
experiencia, toda tu educación y buenos modales (pq yo pertenezco a la generación
del “por favor” y “gracias“, de tratar a la gente de usted y de ceder mi
asiento en el tren) andas mendigando un curro, aunque sea de cajera en el DIA (con
todos mis respetos a esas cajeras, que tienen más paciencia que un santo, me
saco el sombrero, ¡joder!).
Ah! Y no os he contado lo mejor.
El hecho de no cotizar de modo alguno, no me da derecho a tener Seguridad
Social. Tengo que sacarme una tarjeta de “persona sin recursos”. Así que aparte
de puta, pongo la cama también. Ni el “lujazo” de ponerme enferma me puedo
permitir… y estar 4 años inactivo mina la mente y el físico de cualquiera, pero
yo paso mis lumbalgias, mis catarros y mis cefaleas al modo espartano: ajo y
agua (a joderse y a aguantarse) y como dicen que lo que no te mata te hace más
fuerte… PUES TIEMBLA CHUCK NORRIS, PORQUE SI TE PILLO TE REVIENTO, ¡¡¡JAJAJAJA!!!!
Así que, a toda esa gente que me
ha pedido paciencia, les digo que ojalá nunca se vean en mi situación, porque
ya querría verles yo pidiéndose a sí mismo paciencia y paz interior. ¡JA! Creo
que a los 6 meses algún@s se habrían quedado calv@s del estrés; otr@s adict@s a
los antidepresivos o más bien, adictos a las crisis de ansiedad porque no
tendrán pasta para sus drogas; otros habrán perdido 20 kilos y otros ganado ese
peso.
Entonces yo les pasaré mi mano por la espalda y les diré: paciencia amig@,
seguro que encuentras algo… y por cierto, el viernes no puedo quedar contigo
para oír tus lamentos porque tengo mucho lío (y luego estaré pasándomelo teta
en algún garito con mis amigos currantes, derrochando mi puto dinero invitando
a rondas de chupitos).
Pero ¡ojo! Que os digo todo esto
desde el cariño. Así que no os lo toméis mal. Aparte saben de sobra a quién
dirijo estas líneas y a quién le debo mil gracias por sus palabras, sinceras,
de apoyo. Y una cosa más les digo: yo duermo todas las noches del tirón, porque
tengo mi conciencia muy tranquila.
Os quiere,
S.