MESAS BENDITAS (Por Amelie)
Llega
la primavera, y aunque el tiempo aún no acompaña mucho, ya empezamos a pensar
en las vacaciones de verano, puentes para disfrutar, y de algún modo comenzar
la cuenta atrás para las reuniones familiares o con amistades, bien sean cenas,
comidas, fines de semana sabáticos…
Pues
bien, aquí comienza una mini-anécdota contada por una señora (X) y que tan
amablemente, a la par que simpática, tuvo la cortesía de compartirla conmigo y
con mi jefe.
Un
viernes “veranil” venia ella de invernar de C. (ciudad); y los veranos siempre
los pasa en este pueblo pesquero tan bonito, con su playa, su puerto y sus
gentes ya que es muy tranquilo y para veranear no le falta de nada, de hecho
siempre vienen muchos turistas pasar los meses de Julio y Agosto a esta zona. La señora X ya se había despojado del equipaje, ya se
había ido a cargar de provisiones al supermercado y a la plaza, y la mañana
restante que le quedaba decidió hacernos una visita para acicalarse para el fin
de semana, ya que tenía una comida importante con unas amigas que en todo el
invierno no se vieron, y decidieron reunirse al empezar la temporada de verano
y el calorcito.
Pues
bien, ella se marchó súper contenta del arreglillo que le hicimos, lista para
disfrutar de ese fin de semana tan maravilloso que le esperaba con sus amigas,
he de decir que el clan debe rondar de los 70-80… años con lo cual… tiene su
mérito a esas edades tener esas reuniones…. (Ojalá llegara a ellos con esa
vitalidad). Y
como se suele decir, “Pasó el día, Pasó la Romería”; a la semana siguiente, la
señora X decidió presentársenos de nuevo, y es que nuevamente tenía otro acto
social (como decía ella); mi jefe, curioseando le preguntó qué tal le fuera la
semana pasada, y ahí comenzó todo…
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La
señora X no podía creer lo que le había ocurrido la semana pasada. Muy
puntualmente, acudió a su cita, se saludaron efusivamente ya que todo el
invierno sin verse lo merecía, y entraron en el jardín de la anfitriona del
acto en cuestión. La
señora X quedó atónita, una mesa de mármol preciosa alargada, muy bien
engalanada para la ocasión, un mantel del año del pedo, una cubertería de lo
mejorcito, una cristalería de Bohemia, una vajilla de Sta. Clara, centros de
flores decorando, aperitivos preparados para picotear, vermuts preparados para
refrescar las gargantas de los presentes… parecía una boda más que una comida
de amigas.
La señora X sin más demora decidió tomar posición junto a su gentil esposo,
y acto seguido lo hicieron los demás. Después
de horas de conversación mientras disfrutaban de la comida, llegó la hora de
postres, cafés y chupitos, la señora X y su esposo (al igual que el resto de los
presentes supongo) estaban algo contentos por el vino que acompañaba la comida,
así que la señora X tuvo un pequeño percance, y es que la cucharilla del café
se le había caído debajo de la mesa, ahí su gran sorpresa, al querer recuperar
la cucharilla del café, se golpeó levemente con la parte de debajo de la mesa
en la cabeza y ella miró hacia arriba y allí estaba, en letras serigrafiadas
color negro azabache, un gravado que “rezaba” así:
NUNCA TE OLVIDAREMOS
RECUERDO DE POMPILITO
La
señora X empezó a gritar, se puso blanca, como la servilleta con la que se
limpió anteriormente y cuidadosamente la comisura de los labios, y le dijo a la
anfitriona de abandonar el lugar que se encontraba indispuesta. La amiga
extrañada le preguntó que porque se quería ir de esa manera y porque gritaba, y
la señora X respondió que ella no podía creer que la mesa de la reunión tan
bonita de mármol fuese en realidad una lápida, que por lo menos tuviese la
decencia de borrarle el gravado de abajo, que si no se le hubiese caído la
cucharilla de café no se daría cuenta.... el resto de los asistentes, como ya iban con una copa de más, lo tomaron a
cachondeo, pero la señora X (muy religiosa) con la misma, cogió a su
esposo y abandonaron la reunión.
Conclusión: Cada vez que asistáis a alguna reunión parecida, mirar debajo no vaya a ser que
la mesa esté bendecida ya, jajaja.
Grandioso, épico, homérico... gran historia Amelie. Me imagino a la señora corriendo como los dibujos animados, dejando una estela de polvo tras de sí. Gracias por tu colaboración en mi blog.
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