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viernes, 12 de abril de 2013

VIVIR CON UN NINJA


Vivir con un ninja no es fácil. La verdad, es agotador. Todo el día debes estar alerta y en guardia, porque desde el rincón más inesperado puede surgir un ninja dispuesto a darte un susto, mojarte o tirarte una bomba de humo, y ésto último es literal.

Hay personas que tienen cualidades para el arte, la música, los estudios... y otros para el camuflaje y el sigilo. Andas por tu por casa, todo confiado en tu palacio de la tranquilidad, donde nada te puede pasar (o eso crees); cuando, de repente, surge de las sombras una mano que te mete una colleja ¡ZAS! En todo el cogote. Reaccionas, y corres hacia la zona de donde ha salido el ataque, pero es tarde. Ves al ninja huir, como una comadreja por encima de la cama y saltando por la ventana para huir por la terraza. No sin antes mirarte, con una sonrisa triunfante, desde el alféizar y saludarte con la mano. ¡Maldito seas!


Kakashi Sensei, de la serie Naruto (captura de pantalla)



Estás todo concentrado en la cocina, cacharreando, y experimentando con la comida: "... y si hoy hago la carne asada con cerveza negra... ¡Mmmmm, carne a la Guiness!" Estás visualizando en tu cabeza y salivando, cual perro de Paulov, cuando de repente sientes un chorro helado de agua que te entra por el oído. 

¡TE VOY A MATAAAAARRR! 

Gritas sin, todavía, haber abierto los ojos. Mientras oyes una risotada que se canaliza por el ventanuco del baño y que se aleja de ti. 

¡TE VAS A CAGAAAAAARRR! 

Amenazas mientras sales a toda hostia de la cocina y, de camino ves algo que te puede servir de arma; agarras un tubo de cartón duro (de una alfombra que compraste hace unos días) de metro y medio que hay apoyado en una esquina de la entrada. Vas corriendo por el pasillo abriendo todas las puertas de las habitaciones, jurando en arameo. ¡Nada! Oyes al ninja, pero no lo ves. 

Te sientes como un vaquero en territorio comanche, donde no ves a nadie, pero sabes que te están vigilando. ¡Cuando te pille te voy a forrar a hostias, imbécil! Amenazas. De repente ves una sombra salir tras una puerta. ¡Te pillé! Y sales corriendo detrás de él mientras blandes, a modo de lanza, el tubo de cartón. 

El ninja, con su sentido arácnido súper desarrollado, o por que ya te conoce, se ha armado con un par de cojines para la defensa de tu arma de largo alcance. Duelo en el salón. Espartano versus Ninja, que ni sacado del programa "El Guerrero más Letal". El ninja es hábil, se parapeta tras su escudo y esquiva tus acometidas, mientras se descojona de ti. Tablas. 






El caso, es que estos repentinos ataques silenciosos, hacen que tus sentidos se te agudicen. Oyes cosas que antes no podías, tu sexto sentido adquiere el nivel de Super Guerrero, y empiezas a percibir sensaciones o cambios en las vibraciones telúricas cual zahorí, pero sin palo. 

Entonces un buen día te encuentras tranquilamente doblando camisetas en tu habitación. Y, sin saber el motivo, dejas de hacer la tarea y te paras a escuchar. Inclinas tu cabeza, como para dirigir tu oreja hacia donde crees haber "oído algo", y miras por el rabillo del ojo. Nada. Sacudes la cabeza y piensas "estoy fatal". 

Continúas con lo tuyo y al momento sientes esa perturbación del ambiente con más intensidad. Te yergues de un respingo, miras con ojos entornados a la puerta y te preparas... Nada de nuevo. Pero como sabes que hoy, el ninja ha estado poco activo, por lo que piensas: "blanco y en botella..." (malibú, jeje). Te acercas con sigilo y te asomas poco a poco por el marco de la puerta. Y de repente ves a un personaje congelado en medio del pasillo. 

¿A dónde ibas, lombriz asquerosa? Le preguntas con retintín.


www.devianart.com


Él relaja la postura, pues ya se ha visto descubierto y te dice: al baño. ¿Al baño? (pues llévate esta, jajaja). Al baño... repites tú arrastrando las palabras. Pues es esa puerta que ya has pasado. El ninja gira sobre sí mismo y se va, como quien no quiere la cosa. 

Tú te quedas un rato asomado al umbral de la puerta, pues sabes que el ninja no se rinde tan fácilmente. Al rato él  se asoma a la puerta del pasillo y te ve allí, en la lontananza fulminándolo con la mirada. Se retira. 

Tú esperas unos minutos más. ¡JA-JA-JA! Dices en alto, para que te oiga desde el otro lado de la casa. Te he vencido, cerdo. Así que dios te libre de volver aquí por que te reviento. 

Por fin, ese día descansas. El ninja, ha encontrado la horma de su zapato. ¡¡¡MWAHAHAHA!!!

Yo en un grupo de ninjas sería "el ninja patoso", pues soy bastante torpe y tengo el sigilo de una manada de búfalos, pero a fuerza de vivir con uno, se desarrollan otras capacidades ninjiles interesantes, como el súper oido, la intuición, la visión periférica o la puntería con armas u objetos arrojadizos.

 Así que, aunque agotador, es de lo más útil y divertido vivir con un guerrero letal. 




3 comentarios:

  1. jajaja, creo que las mamas tb desarrollan sentidos ninjiles, aun recuerdo como lanzaba la mia la zapatilla cual boomerang, cuando parecia que te librabas del piñazo Zas!! en toda la cacha!!! ...
    un beso
    Amelie.

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  2. JAJAJA!!! La mía no era de arrojar cosas, esa es mi abuela. Mi madre es más de artes oscuras ninja. Te veía y te decía: "te vas a poner enfermo". Y a los dos días febril en la cama te hallabas. Nunca supe si era bruja o adivina; osea, que nunca me quedó muy claro si enfermabas por el mal de ojo, o por que realmente lo veía O_o
    Gracias por tu aportación a mi blog.

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  3. OStras! pues ya te podia decir tu mami: Mañana te va a tocar la Quiniela! Jajajaja...
    Seria muchisimo pero muchisimo mejor que una gripe!!...
    Pero Si, las mamis, tienen poderes! Creo que deberias escribir sobre esto Shadow, sobre los tipos de poderes de las madres, seguro que más de uno/a se sentira reflejado un saludo.
    Amelie.

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