#b-navbar { height:0px; visibility:hidden; display:none }

lunes, 20 de mayo de 2013


UNA DOCENA DE PERSONAJILLOS QUE PULULAN POR LOS GIMNASIOS


Así es, querido amigos. Si miráis con un poco de atención a vuestro alrededor cuando estáis en el gimnasio, os sentiréis como Félix Rodríguez de la Fuente admirando la fauna ibérica. En tu cabeza los pensamientos empiezan a sonar con la cadencia tan característica con las que narraba, como voz en off, en su programa de “El hombre y la tierra”.


    1. El cachas: estos no pueden faltar, of course. Es el típico tío que va hasta la patilla de esteroides. Su reinado se limita a la zona de máquinas, por donde se dedica a pasear palmito, mirarse los músculos en los espejos, saludar a otros animalotes como él y hacer burradas en las máquinas, para que el resto de mortales admiremos su extraordinaria fuerza. Piensa que ir a clase de pilates es para viejas menopáusicas, pero la realidad es, que no van porque saben que van a hacer el ridículo y que no aguatarán ni 15 minutos. Ahí hay que dar el callo durante una hora seguida, manteniendo la postura correcta, activando abdominal, respirando y un montón de cosas más que no reza su credo de entrenamiento. Ellos son más de hacer 3 repeticiones con 150 kilos en la máquina de remo y descansar media hora, mientras se relacionan con otros de su especie. Un matiz curioso de estos especímenes es que siempre se olvidan de que tienen piernas, y todos acaban teniendo el aspecto de Johnny Bravo. Whoooaaa, mamma!


    2. Las Penélope Glamour: son las Cármenes Lomanas de los gimnasios. Son un tipo de chicas que les gusta que las admiren un tipo de tíos: los cachas descerebrados. Siempre van en pareja, en modo princesa y dama de compañía. Se pasean con sus mayitas grises de algodón y su camisetitas ombligueras rosa palo por todo el gimnasio, pero no hace nada. Lleva el pelo y el maquillaje impolutos (maquillaje para hacer ejercicio… hay que ser paleta), y se limita a hacer que hace. No suelta su iPhone ni aunque la coronen reina. Y no paran de hacerse “fotostuenti” poniendo morritos. Suele prodigarse por los gimnasios unos mese antes del verano, para prepararse para la operación biquini. Anda un poco en la cinta, sobre todo cuando hay tíos detrás haciendo bici; un poco de glúteos poniendo el culo en pompa, y si están inspiradas pasan por alguna clase de aerobic, donde todo el mundo sale sudando como un cerdo, pero ellas salen impecables. Por que sudar no es glamouroso.


    3. Los bocachancla: estos se mueven en grupitos. Se juntan con otros bocachanclas para sentirse protegidos y alardear de sus proezas: conquistas sexuales del fin de semana e historias para ver quién es más chulo y macarra. Aprovechan el cobijo de la manada para babosear a alguna tía que pasa cerca mientras alguno comenta que tiene una minga que le llega a la rodilla… También fardan de sus logros (ficticios) en el gimnasio: que si yo me hice 50 repeticiones en press de banca con 100 kilos; que si me hago 30 dominadas con agarre en prono… lo que tú digas majete, pero en la puta vida te he visto coger una mancuerna (pesas, para los bocachancla).


    4. Las marujas: algunas son verdaderamente insoportables. Yo no sé si es que da la casualidad de que todas han perdido el oído a la vez o son las hormonas revolucionadas de la menopausia, pero son como críos pequeños. Alborotan la clase hablando a gritos unas con otras, normalmente diciendo burradas de índole sexual y todas se ríen escandalizadas diciendo “oyoyoy” (y el caso es que alguna te ha contado que tiene 7 hijos y ahora se ruboriza cuando otra dice “poya”, en fin); pasan cien mil de la monitora, hacen los ejercicios a su bola (luego se quejan de que no adelgazan) y si pueden incordiar a alguien al hacerlos mejor, parece que les hace ilusión dar la murga. Justo como a un niño pequeño.


    5The queen of the gym: estas ya suelen tener unos añitos y se conservan estupendas, pero las mata su soberbia. Se pasean altivas, cual diosas del Olimpo, mirando a los demás con desprecio, sobre todo a las del grupo anterior. Se las reconoce por su moreno cancerígeno de solárium, por su equipación súper sofisticada y toda de marca. Vayas a la hora que vayas ellas están allí, en primera fila delante del monitor, y siempre se van las últimas para preguntarle alguna chorrada al profesor para hacerse las interesantes. Tú miras al pobre chaval, que está aguantando el tipo estoicamente, pero realmente tiene cara de “joder, que señora más plasta”. Creen que ir al gimnasio es como beber el elixir de la eterna juventud. Sólo forman grupúsculos con sus iguales y no se juntan con chusma que llevan ropa barata del Carrefour, las desprecian cual intocables.


     6.  El “enterao”: el típico tío que cree que sabe de todo en cuanto ejercicio y alimentación sana se refiere. Cuando se pone a hablar se va creciendo y se imagina que está una colina arengando a todos sus soldados, y que estos le rinden pleitesía. Lo oyes hablar como si fuera el Stephen Hawking del deporte, pero por desgracia tú estás cerca escuchando y sabes que lo único que dice son chorradas y te dan ganas de cortar su discurso y decirle: mira chaval, no tienes ni puta idea de lo que estás diciendo. Corregir su error y dejarlo llorando en un rincón.






   7. El novato: uso el género neutro para definirlo, pero también me refiero a ellas. Los ves por la sala de máquinas con cara de despiste, leyendo ojipláticos y estupefactos las instrucciones de cómo funciona el aparato. Se les reconoce también porque van como un viajero despistado que no deja consultar un mapa; aunque en este caso su “mapa” es un papelucho todo arrugado donde algún monitor súper guay le habrá hecho una rutina para la semana. Estos despiertan en ti simpatía por que te recuerdan a Ryoga de la serie Ramma 1/2, el personaje eternamente perdido, buscando  la escuela Furinkán de karate.


    8. El solitario: estos van solo a entrenar. Ni hablan, ni pretenden hacer amigos. Pero tienen el problema de que piensan que están solos en el mundo. Van a su rollo haciendo su rutina, sin parase a pensar que hay más gente que quiere usar un aparato. Terminan su serie, y se quedan allí sentados mirando al vacío, custodiando la máquina de trabajar femoral como si fuera Fort Knox, mientras se recuperan para hacer la siguiente serie. Cuando alguien le pregunta si puede usar ese aparato, éste se levanta de mala gana, poniendo caras y refunfuñando.


    9. El ligón: suelen ser más ellos que ellas. Los tíos van a ligar y ellas a que las liguen. Entrena a ratos, mientras otea el horizonte en busca de una presa. Suelen ser bastante incordio. Te viene a dar palique mientras estás corriendo en la cinta, dejándote los pulmones; y tú tienes tantas ganas de hablar (o de ligar) como de que te den una pedrada en los dientes. ¿Te queda mucho? Pregunta con tono de latin lover, mientras tras él hay 20 cintas vacías (genio). Va picoteando aquí y allá hasta que encuentra a alguna que le siga el rollo. Dios los da…


    10El cincuentón: son aquellos que están inmersos en la crisis de los 50 sin no haber superado, todavía la de los 40. Los ves súper concentrados sudando la gota gorda y resoplando cual búfalo americano, en una imposible lucha por recuperar el tiempo perdido. Van a clase de body combat y de sppining, se matan a hacer pesas y a correr en la cinta. Por supuesto, se limitan aconsejarte sobre como hacer cada ejercicio, porque cuando eran jóvenes jugaban al “furbol” en una filial del Madrid. Ellos saben mucho más que el monitor, que solo se ha limitado a estudiar. Se les reconoce por su indumentaria deportiva típica de los 80: pantaloncitos indecorosamente cortos con un ribete blanco, camisetas de tirantes de tela brillante y los calcetines subidos hasta la mitad del gemelo. Épicos.


11. El fantasma: suelen ser chavales jovencitos y cuerpoescombro. Ellos se ven como Gile, del Street Fighter, pero a ti te recuerdan más al recluta patoso de la “Chaqueta metálica”. Siempre van caminado en plan gánster del Bronx  con una camiseta del ejército, de la legión o de los paracas (aunque todos sabemos que no ha visto un uniforme ni por catalejo). Suele ir a clase de boxeo, full contact o kick boxing, o como dicen ellos “kin bosin” (una patada en la boca le daba yo…). Siempre que puede se une a los bocachancla para tener gente que escuche sus batallitas, a lo Chuck Norris, sirviendo a la patria.


12.  La funky: suelen ser chicas que en su vida ordinaria son modernas gafapasta. A las integrantes de esta tribu urbana le encanta dejar patente en todo momento su condición de Hipster, incluso en el gimnasio. No pueden abandonar, bajo ninguna premisa, su personaje: look ochentero pero con piezas actuales (y caras) de colores llamativos.  Parece que van en modo “casual”, pero todo lo que lleva encima ha sido estratégicamente colocado: camiseta descolgada sobre un hombro, dejando al descubierto (sin intención alguna, por supuesto) un tatuaje de un buda sentado en una flor de loto; un moño despeinado pero que ha estado en casa 45 minutos cardando, colocando horquillas y descolocando mechones; zapatillas Adidas de colores fluorescente… Sus clases colectivas favoritas son las de hip-hop, funky, street dance y todo el dance que suponga estar a la última en bailes modernos, como ellas.   



Ya veis, la fauna en los gimnasios es de lo más variopinta y extraña, a veces. También hay personas normales, que van a hacer un poco de ejercicio para no anquilosarse y desconectar un rato. El dinero lo invierten en pagar las doce cuotas del año (no solo los 3 meses antes de verano), y su equipo lo forman camisetas viejas que tienen por casa, y pantalones de oferta del Decathlon (de estos de 3x2); porque saben que esa ropa se va a destrozar en cero coma y porque van a entrenar, no a lucir palmito.




2 comentarios:

  1. Jajajajajaj siempre he pensado que el gimnasio no es un lugar para hacer deporte sino un club social....jajaajaja si tuviese que meterme en una tribu de estas....soy la solitaria....voy con mis cascos y paso de todo el mundo pero sin incordiar jajajajaja....a mi los que mas gracia me hacen son los que se llevan libros y revistas ...son esos que vanal gimnasio obligados xo no les apetece un cagao!!!!

    ResponderEliminar
  2. Si, es cierto. Un club social, donde la gente más tiempo de cháchara que haciendo ejercicio.
    Y lo último es ver a la gente en las bicis hablando por el manos libres o mandando wasaps...
    Gracias por tu aportación a mi blog.

    ResponderEliminar