#b-navbar { height:0px; visibility:hidden; display:none }

domingo, 13 de enero de 2013


INDIGNADA ME HALLO

Modo Hulk ON
Fuente thepullbox.com
Pues sí. Indignada estoy. Y sí, ya sé que también pensarán: menuda novedad. Pero bueno, últimamente tengo muchos motivos para estar encabronada, no sólo por mis circunstancias personales, si no también por cosas que, estos meses, están tocando de cerca a los míos.

Hoy estaba cocinando, y me vi a mi misma desde fuera. Me vi como una mujer de hace 20 o 30 años, en su casa, cocinando y fregando, haciendo la compra y cocinando de nuevo… y recordé las dos últimas oportunidades de conseguir un trabajo que he tenido el año pasado. En el mes de Diciembre, me llamaron para hacer una entrevista (la primera desde Abril del año pasado) en una zona bastante pija de Madrid. La tipa me llamó sobre las 11 de la mañana y me preguntó si a las seis y media podía pasarme para una entrevista. Of course, le dije. Me atavié adecuadamente, imprimí mi CV y me lancé a darlo todo. Llegué con tiempo y me di una vuelta por la zona. Por fin dio la hora y subí al piso donde me habían citado. Llamé al timbre, y al abrirse la puerta, vi en la expresión de la cara de mi futura entrevistadora, de que yo no le había gustado nada (muy poco sútil por su parte). Empezamos mal, pensé. Me hizo pasar a una sala muy divinamente decorada, me pidió el curriculum y se fue. A los 5 minutos vuelve a donde yo estaba ojeando un libro de fotos de Vera Wang, y me indicó que nos íbamos a otra estancia. Pero en su actitud ya se notaba que yo no le interesaba  un pijo. Comenzamos la entrevista y ella no prestaba ni pizca de atención a lo que yo le decía. La veía con la mirada en otra parte de la habitación y enredando con unos papeluchos que había sobre la mesa. 

- Pero, ¿dónde dices que hiciste las prácticas? Me preguntó con muy mal tono.
En “tal”. Como ya le dije antes (dos veces)
Pero ¿tienes titulación oficial? Me espeta otra vez con tono despectivo (que yo ya notaba hacía rato y que estaba allí, conmigo, haciendo el paripé)
Como ya le comenté, tengo DOS titulaciones, y están todas en el CV (ya veo que no ha tenido ni la mínima decencia de haberlo mirado con un poco de atención).
 ¡Aquí no pone nada! Dice, poniéndose un poco histérica.
 Si, mire. Aquí y aquí, le señalo. (Que lo sabrías si te hubieses dignado a echarle un simple y rápido vistazo)
 Ah, ya… Pero es que tienes poca experiencia… y en esta empresa, blablabla… (rooooooollooooooo, pensaba yo para mis adentros, mientras me controlaba para no decirle: mire, no me haga perder más el tiempo, e irme dando un buen portazo).               
-                                        
Tú, como en tu casa
(Fuente: pixmac.es)
Y no se callaba la tía, no podía meter una palabra ni de canto. ¡Y dale con la abuela que fuma! ¡Que plasta! Todo el rato con la misma matraca. ¿No tienes más argumentos que ese, el de la  no experiencia? Creo que nuestros criterios de "poco" y "mucho" distan bastante; y, además,  te lo estoy desmontando por todos lados. Joder tía, la que se está encabronando ahora soy yo: ni te has mirado el curriculum, ni sabes hacer una puta entrevista ("dime una cualidad tuya y una defecto" me dice) ¿QUEEEEEE? Jooooder, curras en la calle Serrano ¡jesucristo bendito! Actualízate y currátelo un poco más, zángana de los cojones, al igual que hago yo cada vez que voy a una entrevista: buena presencia, curriculum impecablemente redactado y presentado, buenas formas y educación, respuestas concretas y concisas, serena y tranquila, agradable y simpática, controlando el ámbito al que me presento como candidata, etc, etc, etc. Y tú, con tu preguntita de mierda, ¿qué coño crees que puedes sacar de esa respuesta que te pueda hacer valorar que soy una buena trabajadora y que seré buena para tu empresa? Vamos, no me jodas… No tienes ni zorra idea. Y por cierto, ¿porqué me tratas de tú? ¿Acaso hemos dormido juntas? Y ¿no te das cuenta, que desde que entré por la puerta te he tratado de usted, payasa? Mal, mal… Además, siéntate bien, pedazo de ordinaria, qué forma es esa de estar haciendo una entrevista, toda repanchingada y espatarrada en la silla con esa falda plisada estilo colegio de monjas (que están muy pasadísimas de moda) no estás, ni fina, ni profesional. Hazte un corte de pelo más moderno, y lávatelo cuando sea menester (que parece que te ha lamido una vaca); y esos zapatos… ¡pffff! Hasta los zapatos ortopédicos, hoy por hoy, tienen un diseño más bonito y moderno…

Me defendí muy bien ante sus argumentos de poca experiencia, pero mientras yo hablaba ella miraba (bueno, hacía que miraba) mi curriculum y me hacía otra pregunta, sin dejarme terminar de hablar (cosa que me revienta) sobre algo que ya le había explicado anteriormente, pero como no prestaba atención a lo que decía no se enteraba de la respuesta. Así que intenté terminar yo la entrevista antes de darle un bofetón y decirle: mira, “otra mala vendrá, que buena me hará”, y te tirarás de los pelos por no haber confiado en que yo me adaptaría rápidamente al método de trabajo de tu empresa. Llegará una niñata, que tenga la apariencia que buscáis (que yo me di cuenta de que no era mi cirriculum lo que no le gustaba, si no mi físico), así  como de princesita delicada, pero que luego sea una poligonera ordinaria, que le diga a sus clientas, que vienen de comprar en Loewe o en Jimmy Choo, algo del estilo: “joer tronca, si te pones así se te va a partir el pescuezo”

Fuente: newspaper.li
A los dos días, de esta historia, me llama por teléfono un tío que regentaba una clínica de fisioterapia, y que vio mi curriculum en no sé que página, y me empieza a comer la oreja: que era muy completo, que tenía una formación excelente y blablabla. Me comentó en qué consistiría mi trabajo, el horario y el salario, todo muy bonito y rimbombante. Y yo pensé para mis adentros: una recepcionista de toda la vida, vamos. Él insistía mucho en que tenía un volumen de clientes de 400 y pico al mes, que supuse que era para ver si me echaba atrás. Le digo: sin problemas. Antes de despedirnos me comenta que tuvo problemas para descargar mi curriculum y que se lo envíe a su correo. Insistiendo y recalcando que tenía que tener muy, muy, muy buena presencia. Muy bien, le dije yo (ilusa de mí). Se lo mando y… nunca más (como diría el cuervo de Poe). Y de esto hace un mes. Con lo que deduje que mi careto no le gustaba, aunque tuviese un "curriculum excelente", como bien dijo. Pero acogiéndome al refranero popular español, que es muy sabio, me dije: “Piensa mal y acertarás” Eso mismo hice. Y fue sencillo llegar a la conclusión de que  no necesitaba a alguien con “muy, muy, muy” buena presencia, que yo cuando me arreglo un poco con unos tacones y un poquito maquillaje doy un cambio radical, si no que quería un putón verbenero; quería alguien con escote pronunciado y falda bien corta. Entonces, ¿por qué no habla claro, y me concede la merced  de no hacerme perder mi valioso tiempo? ¿Tiene miedo a que sepa que es usted un cerdo depravado? Yo creo que si.  Si lo que querías era un reclamo en tu recepción, haberte pasado por una página de contactos, y allí tendrías un montón de mujeres exóticas y exuberantes para tu “clínica” (porque después de esto, déjeme que dude del tipo de negocio que usted posee, caballero); porque para coger el teléfono y apuntar citas, no hay que tener muchos estudios, es más, me apuesto la cabeza (y no la pierdo) a que un chimpancé bien entrenado podría hacerlo (con mis respetos a todas la recepcionistas del mundo)

Y no la pierdo...
(Fuente: espanol.groups.yahoo.com)

Pues a las mil y una trabas que tengo para encontrar trabajo, debo sumar también, el hándicap de no poseer una presencia angelical y delicada, o de pivón despampanante. La gente normal, como yo, del montón, tenemos el problema de que no tenemos alguna cualidad extrema que nos haga destacar de algún modo sobre los demás. En mi caso: ni soy súper simpática, pero tampoco bohemia ni taciturna; ni soy una princesita, ni una morlaca [ thank u, bro ;-) ]; ni soy una ingeniera de misiles, pero tampoco tonta de comerme los mocos; ni muy alta y esbelta, ni muy baja y adorable… Soy reservada, profesional y perfeccionista, como bien sabéis, pero esto, parece ser que no mola, my dear friends. 
Lo jodido es que en muchos, muchísimos casos (1 de cada 10) debo luchar con esta panda de soplapoyas, que pese a mi formación, mi saber estar, mi educación, mi experiencia y otras cualidades personales que poseo, pero que mi físico no es el requerido en el ámbito, los empresarios siguen buscando al maniquí adecuado, aunque no sepa hacer una O con un canuto. No entiendo yo esta mentalidad empresarial, y menos en estos momentos críticos que sufre el país y la economía: "no sabe escribir, pero es tan mona…" "trabajando es un desastre, pero es tan simpática…"; "no sabe vender, pero es tan dicharachera…"; "es bastante maleducada con los clientes, pero es tal resultona…" Una empresa se tiene para producir beneficios, y contratando a gente incompetente no veo yo el modo de llevar, viento en popa, ningún negocio.

Y por todo esto, y mucha más mierda que he estado tragando estos 4 últimos años en entrevistas con auténtic@s botarates, que aún encima son dueños o encargados de tiendas, clínicas, franquicias y/o/u similares, estoy "un poco" cabreada. 

Así que, queridos amigos, permítanme que, hoy, indignada me halle.

Les quiere,

S.


7 comentarios:

  1. Yo creo que tendriamos que hacerles nosotros la entrevista de trabajo a los entrevistadores a ver si esa empresa es lo que andamos buscando...

    ResponderEliminar
  2. Ya te digo... Yo creo que siempre me descartan por que saben que estoy sobradamente preparada, y que soy tan jodidamente buena, que en un mes les habría quitado su puesto.

    La gente que tiene que hacer las entrevistas para los puestos de trabajo debe ser un profesional cualificado y con estudios, creo que del tipo RRHH, y no unos mindundis del tres al cuarto, que por alguna extraña razón siempre tienen un puesto relevante en la empresa.

    Gracias por tu aportación a mi blog.

    ResponderEliminar
  3. Menuda palurda la tipa de la primera entrevista (del segundo ni hablo, ese buscaba una amante mínimo xD)con su pinta de mamarracha se permite el lujo de juzgar a las personas por su pinta... Con dos cojones!
    Da asco que cada vez las cosas vayan a peor y que tengan que decidir quién trabaja y quien no imbéciles como esa tipa... Ojalá les entre a trabajar una chica monísima que les hunda la empresa xD

    ResponderEliminar
  4. Jajajaja, ojalá ;-)
    Gracias por tu aportación a mi blog

    ResponderEliminar
  5. Cuando entré por la puerta y vi toda esa decoración tan divina,tan glamourosa me dije: la que me haga la entrevista será por lo menos Carmen Lomana. Y al final viene el adefesio ese con el pelo grasiento... Pues un consejo desde aquí para cuando tengas el pelo sucio y no tengas tiempo (o no quieras, allá cada uno)para lavártelo: te lo recoges en un moño bajo, bien retirado hacia atrás con un poco de gomina, cera o espuma. El pelo recogido queda súper chic y profesional, y te hace disimular que esté un poco sucio.

    ResponderEliminar
  6. Mira, que la petarda pija esta no supiera ver la diosa que hay en ti sólo significa que tiene menos sensibilidad que una para de palo. Eres alta, tienes pelazo, un buen cutis, ¡eres divertida carajo! Anda y que le den, huele a nuevo rico que echa patras, yo que quieres que te diga, prefiero ser pobre que patética.

    ResponderEliminar
  7. Tengo dos abuelas, pero con esta plataforma de amigos ya no las voy a necesitar, jejeje. Puede que si, que fuera una cara de envidia y no de asco la que puso cuando me vio. Así que me quedo con tu versión de Diosa vs. patética.
    Tu última frase es brutal, me la apunto.
    Gracias por tu aportación a mi blog ^_^

    ResponderEliminar